lunes, 29 de junio de 2015

Breverías. Una noche de verano.

Quisiera ser tu lucero.
Desearía ser tu camino.
Tu árbol, tu piedra, tu sino,
tu canción, tu "Te quiero".

Tus mentiras,
tus besos,
mis intrigas,
mis rezos.

Me gustaría sentirte
en la humedad de la noche,
en el frío despertar,
en el caluroso coche.

Ese ruido que me atormenta
no es sino el producto de tu tempestad
cuando se une con mi tormenta.

Me mentiste. Me lapidaste.
Me heriste, me mataste.

El orgullo de mi ser resbaló sobre mi piel como gota de sudor.
Y me sequé con el calor de tu esencia.
No lo notaste al momento. Lo sé, amor.
Me diste tanto placer aquella noche como yo a ti paciencia.

Después de todo, el cielo se abrió
para que nosotros pudiéramos contemplar
su belleza tan singular:
el motivo de nuestro amor delante de nosotros se mostró.

sábado, 20 de junio de 2015

Breverías. Que te regalen.

Que te regalen la mejor de las sonrisas,
que te halaguen allá donde vayas,
que cubran tus pasos pétalos de rosas,
que hagan llover sobre ti besos vestidos con sus mejores trajes de galas.

Y que se eclipsen con tus miradas
aquellas notas perdidas en otras noches enamoradas.

lunes, 15 de junio de 2015

Breverías. Me gustaría ser.

Me gustaría ser una gota.

Para formar parte de los sentimientos de las nubes.
Para deslizarme por uno de los poros que agujerean tu delicada piel.
Para recorrer cada rincón de tu anatomía cuando te sumerges en el mar.

Me gustaría ser un rayo de luz.

Para ser lanzado hacia tu ser.
Para encender los arcoiris de tus ojos.
Para iluminar cada día de tu vida y permitirte contemplar las maravillas que están a tu alrededor.
Para hacerte sonreír cada día.
Para pelear por ti contra tus peores enemigos: los momentos tristes.
Para mostrar a los demás de qué estás hecha.

Me gustaría ser poesía.

Para ponerte los vellos de punta.
Para susurrarte a los oídos.
Para mecer la cuna en donde están dormidos tus sueños.
Para descubrir a qué sabe tu lengua cuando me escuchas.

Me gustaría ser uno de tus sentidos. ¡Un sentido cualquiera!

Para demostrar al mundo que no estás hecha a base de pinceladas.
Para que ellos sepan qué se pierden cuando te rechazan.
Para fijar tu mirada más allá de tu cuerpo, de tu ser.

Me gustaría ser una de tus palabras.

¡Sí, una cadena de letras ordenadas!
Para convertir cada eslabón de esa cadena en una nota musical.
¡Sí, me gustaría ser una sucesión de notas musicales!
Para que, al invocarme con tu lengua, saborees la poesía y de tu vida salgan tus males.